una lectura de una sombra donde sueña camila o'gorman de enrique molina



Racconto (mínimo)

a. Es el amor prohibido el que desencadena todos los desastres, Platón
b. La feroz alquimia de la violencia transformaba en resentimientos las fuerzas profundas del país, extraído de golpe de lo más hondo del desorden y la pereza. Violencia desatada y violencia latente, Molina

Camila O’Gorman, vive en el Buenos Aires de 1840. Ladislao Gutiérrez es un tucumano, párroco de la iglesia del Socorro. Ambos se enamoran y, fieles a su amor, transgreden las normas. El 12 de diciembre de 1847 se fugan, para cumplir con la íntima necesidad de vivir juntos.

Rosas, a quien tenía sin cuidado el amancebamiento de algunos curas, no pudo tolerar la desobediencia hacia su persona. Al escándalo, se sumó el hecho de que la O’Gorman perteneciera a la alta sociedad.

Si bien Camila estaba embarazada, el gobernador ordenó el fusilamiento de ambos sin derecho a juicio. Un hijo hubiera representado la memoria del triunfo del amor.


Antecedentes surrealistas en Enrique Molina

¿Qué es aquello que relumbra por la calle de la merced?*
a. El sueño y la realidad coinciden entonces en un punto único, en ese imponderable cortocircuito de corrientes psíquicas y sucesos externos que denominamos azar, Molina
b. Es sabido que en todo nombre puede caber un elemento mágico. El suyo es significativo: contiene un mensaje profético, que la hará caminar, sonámbula, al borde de los acantilados de abismo de los altares, Molina


El surrealismo introducido por Aldo Pellegrini, en 1928, reflorece hacia los años ‘50. Enrique Molina funda la revista A partir de cero, que reúne los más decididos partidarios de la escuela. A ella pertenecen Carlos Latorre, Juan José Ceselli, Francisco Madariaga y otros . Solo salieron tres números. Molina, director del primero, creía en el surrealismo por su fondo de anarquía, su sacralización de la vida y sus actos pasionales. Allí poesía, amor y rebelión se enlazaban.

Heredero indiscutible de Las flores del mal, perteneció a la estirpe de Lautréamont, de Rimbaud, de Blaise Cendrars. No vio en el surrealismo una escuela literaria, sino una concepción total del hombre. Un hombre para quien, siguiendo el pensamiento de Julio Cortázar, la realidad existe y su misión es encontrarla, sobre las huellas de Rimbaud, no existiendo otro medio de alcanzar la suprarrealidad que la restitución y el reencuentro con la inocencia.

En un reportaje realizado por Lía Rosa Gálvez, en noviembre de 1993, Molina dice:

Escribir es una fatalidad. La vida no ha tenido otro sentido que lograr una expresión poética y he dejado lo que para otros es la vida más normal, en busca de ese sueño, de esa locura que es la poesía cuando la querés vivir en su totalidad. Por supuesto, nunca se logra, nunca se alcanza lo que uno quiere, es una presa que siempre se escapa. De todos modos, ha sido mi única motivación, el único impulso, que me ha llevado. No concibo separar la vida de la poesía, ése es en realidad el sentido profundo del surrealismo: identificar en un solo término la poesía, el amor y la libertad.

Erotismo e identidad

Ladrón de fuego*

a. Aquello que nos desvía de esta gran risa que suscita la broma licenciosa es la identidad del placer extremo y del extremo dolor: la identidad del ser y de la muerte, Bataille
b. Por el terror que la poesía despierta en los seres inspirados por la lepara y el catecismo, por el odio al amor, Molina


¿Existe un límite entre erotismo y escritura? ¿Podemos pensar en el proceso creativo, más allá de aquello que el código y el signo determinan? Se exige una síntesis entre imagen y palabra, lo que antecede arriesga el borde hasta determinar el habitar poético. Es la intemperie lo que hace a la palabra lo que es, y más. No existe ni legalización ni legitimación en la separación violenta del sexo, otro si violento y extraño en la belleza, revela. El erotismo, entonces, es la condición cierta de la metáfora del cuerpo de la escritura que es el cuerpo de lo sagrado que es el cuerpo. Descansa en el lenguaje y vuelve al borde. Enrique Molina traslada la escritura del deseo al goce. El ser adviene.

Camila y él estaban unidos por una única, insondable y salvaje energía que los recorría como a dos órganos constitutivos de un mismo ser. Al avanzar el uno en el otro, a medida que se iluminaban zonas inéditas, nuevas zonas desconocidas aparecían. El proceso era incesante. No se lanzaban a la conquista de la calma sino del hambre.Sublimar el erotismo es permutarlo, la metonimia de la adoración del objeto amado, poseyéndolo, proponiendo una visión totalizadora del mundo oscilando entre la luz y el sueño y la novela nace como un largo texto donde un hecho histórico es poetizado.

Camila es la imagen de la poesía. Ella vive en el enajenado mundo del amor. Theodore Adorno habla de la pérdida de la dignidad del objeto que se reduce en lo profano absoluto, transformando así al arte en fetiche. Pero la técnica surrealista es un montaje de imágenes.


Un golpe de dados no abolirá el azar *
[...] las cosas sucedieron así, por azar simplemente, porque salió a caballo y fue víctima de un encantamiento en medio de unos secos montes de espinillo, en Corrientes, donde su ejército se había evaporado, convertido en visiones, está solo, al fin, con los fantasmas de su corazón.Lo que hace mágico al surrealismo es su regresión al comportamiento mágico y el arte es magia liberada de la mentira de ser verdad. La explosión de terror, la metamorfosis de los objetos, hace que la palabra reasuma un nuevo valor. La fuerza de su violencia de choque la convierte en poder. Según Georges Bataille dice: la poésie je dirai quélle este le sacrifice oú les mots sont victimes. El holocausto en la escritura de Molina se corresponde con la venida del eros y el desborde.

La historia, entonces, interpretada a través del mundo de los sueños, desmitifica el saber común. El imaginario es el conglomerado de pseudomitos que cada pueblo genera o se autoimpone con referencia a su origen o a su devenir en el tiempo. Rosas, pater patrias, de la época, es el único nombre propio, la única legitimización. Las relaciones de economía que establece con sus súbditos se enmarcan al individuo en forma de mercancía. No existe, para las mujeres, otra posibilidad que la de ser un valor de intercambio de riqueza, un valor moneda. El amor entre Camila y Ladislao es contrario a la naturaleza patriarcal. La sociedad de aquella época esperaba que la mujer mostrara sumisión absoluta al padre cuando soltera, casada al marido y siempre a la iglesia.


Más allá de la conciencia*

a. Ella pone una llama de sol entre sus piernas,
rompe el mezquino círculo de las virtudes de familia,
Molina
b. [...] se espía por la cerradura a la hermana que se baña, Molina

La linealidad de las reglas de encarcelamiento y servicio, niega el derecho a la propia realización del individuo femenino. Para las convenciones el amor es intolerable porque altera el orden establecido. Ninguna niña de familia debe amancebarse. El pater patrias se siente amenazado y reacciona. Si bien, Rosas reconoce que el hecho no es de trascendencia tal, éste elige el castigo y responsabiliza a las leyes y a la Iglesia de su decisión. El encubrimiento del delito era cuestión imperdonable. Las noticias de la rebelión llegan demoradas. El acto de amor, transformado en exceso, debe ser reprimido para evitar que hechos de tal cuantía se repitan. Una lectura entendida notará que el cruce del umbral es el tema que arma la trama. Para Camila no hay crimen. Su conciencia está tranquila, pero su serena confesión demanda eliminar cualquier indicio de sexualidad satisfecha, que rompa el andamiaje. El mal debe ser extirpado de la sociedad.

Hermoso conjunto familiar: un padre que clama venganza, un jefe de Policía y un sacerdote.

Walter Benjamin afirma que todo documento de la civilización es también un documento de la barbarie. En rigor, en el caso de marras, para Molina el amor es una afirmación disidente, porque, si bien en tal o cual momento puede ser aceptado nunca será una norma, siempre será 'fuego libre' y sus manifestaciones un verdadero desafío para la vida convencional. Por el amor, supieron quiénes eran.

a. El acoso, la soledad, la plena conciencia de su desafío y los peligros compartidos los exaltaban, Molina
Ahora bien, el escritor desplaza la poesía y el amor. En la novela, el amor es un signo otro. Transgredir es un acto noble, un acto de vitalidad, como en los Cantos de Maldoror de Lautréamont. La semilla del ser primordial de infinitas configuraciones abre la posibilidad metafísica, superando cualquier oposición en el plano moral. El amor es un espasmo, breve como la muerte. Las determinaciones del decir poético de Molina, proponen un lugar del cual partir hacia un conocimiento distinto para llegar al sentido que procede de la forma y no.

La exégesis del erotismo, y la garantía del deseo adscripto por André Bretón. Surrealismo como perspectiva cósmica del sexo y la fusión de los elementos de la vida y de la muerte. Los seres discontínuos. El elemento natural ligado a la violencia, a la continuidad y la discontinuidad de los seres. La violencia estructura el eros en Camila O’Gorman. Refunda el lenguaje en un sentido primigenio y esencial. La belleza surrealista será convulsiva o no será.

Cuando la amazona se aleja, la larga cola del caballo, —con la complicidad de la sombra y de la perspectiva— parece insertada en las propias nalgas de la mujer, le confiere un aspecto pánico, sugiere una fastuosa simbiosis que excita los sentidos, con asociaciones de látigo, fustigación, cabalgadura y galope, inconscientemente referidas al blanco cuerpo de la mujer en aquella mágica atmósfera.
El juego de palabras en Molina, es un juego de palabras que hacen el amor. El cuerpo sonoro de la escritura, cuya expresión del goce es la vibración sutil del sueño. Bretón escribe:

La poesía se hace en el lecho como el amor
Sus sábanas deshechas son la aurora de las cosas
La poesía se hace en los bosques
Tiene todo el espacio que necesita


En el Léxico sucinto del erotismo, de la exposición post surrealista, de 1959, la consagración a Eros es dicha como una fuerza espontánea que empuja, una tendencia que culmina y se desarrolla en la sexualidad. El erotismo es un medio de conocimiento en el que la desnudez opera como soberanía. Es ausencia de pecado.

Camila y Ladislao se yuxtaponen siguiendo el propio derrotero. La autodeterminación se desarrolla sin que suceda distracción ontológica alguna. Ellos son el medio con el que se corresponden. Transgredirlo significará desarmar la relojería eterna de los antepasados que permanece oculta.


El mágico círculo de las mordeduras de Sodoma*

En Molina existe la fijación amor-muerte. ¿Será esta una alegoría del Teatro de la crueldad artaudiano? Porque la cifra de la muerte es la cifra de la vida. El niño muerto antes de nacer, los esposos del amor muertos en nombre del fijo patriarcal, montaje consagrado al sentido de los contrarios: el mundo del padre, el mundo del cuerpo, las bodas del cielo y del infierno. El código es la interpretación de un hecho histórico concreto, el golpe de dados que no abolirá el azar. La idea surrealista del nombre divino, y su tentativa de nombrar a las cosas mismas.

Hay predestinación de morir. Camila fue un ser predestinado. Despegar del mundo que la constituye, del origen de sí misma, solo es posible en la plena libertad del sueño. ¿Cuál es el punto único donde realidad y fantasía convergen? Hecha la profecía, la niña ha decidido caminar en un lugar de primer orden, salir del cautiverio de la maldita trilogía familiar y sus malditos intereses.

¿Qué podrá hacer cuando ame sino seguir la fatalidad de la poesía, la verdad vital de su ser? Todo se confabulará entonces para destruirla.

La pasión y la imprudencia de Camila la ennoblecen, pero en cada instante del amor está el instante de la muerte. Camila busca un área de autonomía que excluye a los demás. Freud, en Amar y trabajar, considera que el torbellino del orgasmo anula las hostilidades y la rabia potenciales provocadas por la oposición masculino- femenina. Perderse en el encuentro de dos cuerpos y dos mentes lleva a una expansión gradual de los intereses del yo y a una inversión libidinal en aquello que se genera de esa forma. Es la integridad del yo, la seguridad acumulada del yo, que permite la aceptación del ciclo de la vida. El temor a quedar vacío se diluye, asegurando a la persona su realización como organismo portador de un rol.

Bataille lo llama exceso, aquello por lo que el ser está en primer lugar y ante todo fuera de los límites, reservando así su soberanía. La microfísica del deseo se despliega a partir del cuerpo, del juego de la presencia y de la ausencia, confrontándonos al pasaje de la pequeña muerte a la muerte, inscribiendo en el registro simbólico un sujeto devorado por el deseo del otro: la aprobación de la vida hasta en la muerte que no es extraña en la muerte misma.

El fin natural de la reproducción, implica un ser dado fuera de los movimientos de la pasión. Esta búsqueda psicológica e independiente de la pareja, define el goce erótico como sentido fundamental, ligado a la muerte. Siguiendo la zozobra y deshaciéndola, ellos ponen en juego la íntima conmoción, para existir así, dentro. La individualidad perece y se transforma en un recién nacido, que al principio no alcanza a distinguir nada. Como en las postrimerías de la petit mort. Como un religioso sacrificio al que se prestan los amantes, participando del elemento que la muerte les revela.

Ante Camila, a unos centímetros de su boca, se halla la pared a pique del confesionario. Por unos instantes se sintió desfallecer, pero de inmediato se recobró. Experimentó un deseo profundo de recuperar para su alma cada una de las partes de su cuerpo, como si hubieran quedado dispersas y lejos, después de su viaje a lo largo de las naves, les consagró fervorosas oraciones, rezó un determinado número de padrenuestros por su pierna izquierda, y algunos más por su pierna derecha, después una serie de plegarias apasionadas por su vientre.
Porque ¿qué es el ser, si no es el ser, de la mano? No es percepción, ni mero coloreo, sino la indeterminación del ser ahí, a partir de, en un grado más o menos amplio, más o menos preciso del ser en el descubrimiento del otro. Un λόγος que permite ver. Ver aquello mismo de lo que se habla, que Molina escribe, para llevar a cabo, mostrando. Entender la proposición es, desde el interior del confesionario, percibir la claridad que se intensifica hasta precisarse en un paisaje de flamencos con su pata recogida en el aire inmóvil.


Soy la Insomne, la Gran Hambrienta, la Reveladora, la Incendiaria *
a. El erotismo abre a la muerte. La muerte lleva a negar la duración individual. Todos sentimos lo que es poesía; no funda, pero no sabemos hablar de ella, Bataille
b. El Padre, por un momento, continuó su charla con los invitados, de pronto pareció comprender, una súbita explosión de furor lo tornó violeta, se lanzó sobre mí, con sus manos sobre mis pechos, en mis cabellos, con palabras feroces, con expresiones de cariño ardiente, estrechándome contra su pecho, vociferando contra su hija maldita, Molina

Todo erotismo es sagrado porque implica la entrada a lo más profundo, la subversión total. La violencia se pone en juego y destruye la estructura del ser cerrado. El simple acto de quitarse la ropa es un estado de comunicación que revela, es un ir en pos de una posible continuidad del ser. La desposesión, la pérdida en la consumación, disolviendo las formas constituidas. La pasión de los amantes prolonga el mutuo de los cuerpos. El ser amado es para el amante la transparencia del mundo.
Bebo en tu desgarradura
Separo tus piernas desnudas
Las abro como un libro
Donde leo lo que me mata
.**
La poesía lleva al mismo punto que todas las formas del erotismo: a la indistinción, a la confusión de objetos distintos, movilizando la vida interior. Porque sexualidad y muerte son los momentos en que se manifiesta la naturaleza celebrando la multitud de los seres, el desbordamiento intolerable del ser. Sin rastros, sin huella del sujeto, todo desaparece y la pérdida es el estado de permanencia.

c. ¿Cómo se arma entonces la entidad persona?

El inconsciente como lugar identitatio, es un flujo ‘representativo’ no sometido a la determinación. El objeto de la libido es el ello-yo diferenciado. Las reglas o leyes puestas en relación de las representaciones, junto a/con la evolución de la psique, son de origen real o racional y de origen imaginario, en el sentido de no provenir de intención de conformidad alguna.

Surrealismo, entonces. Y ¿quién eres? La Salamandra de ojos de esmeraldas, el pecado que todos recitan, las cruces invertidas. Solo vigilia ante el rebencazo y el agua de azahar. El recogimiento de la Madre desvanecida, por la permanencia en la antesala del deseo, que aporta el estado de presencia bajo la forma de compensación del deseo.

¿Cuál es de todas, la que chupa hasta la muerte la yugular del hombre?

Acabo de saber que mueres conmigo*a. Lo más claro en estos asuntos es que si la voluptuosidad es por naturaleza la felicidad, y como tal anhelada, se le retira el valor debido a que sin embargo tiene el sentido de la desgracia. El placer de los cuerpos es sucio y nefasto: el hombre en estado normal —aclaremos: el hombre de la actividad cotidiana— lo condena o acepta que sea condenado.

La inútil incomunicación
b. Toda mi casa está colocada bajo el signo del deseo, Molina
Habría querido romperlas, ya todas las vitrinas, ya todas las calles. Los sueños no son sensatos, ni el amor. Solo la severidad en las manos del inmaculado olvido de lo sagrado. Si el erotismo se cuestiona a sí mismo, ellos, los amantes, pasado el propio y personal exorcismo, se ruegan entereza. El miedo prolifera en sin sentidos: el aislamiento, los grilletes, el cuerpo que se gesta para darle autonomía a otro cuerpo indómito que no será. En presencia de los ojos cubiertos por un grueso pañuelo que impide la visión del otro. Condena a la no identidad, a la conclusión del mundo posible. El diluvio que no viene y las ropas de Camila en un incendio. Brujas de Salem de la modernidad.

La negra cabellera de Camila comenzó a empaparse de sangre, de la que se desprendía un vapor azulado. El tambor resonó de nuevo y calló. Un demente alarido resonó en toda la cárcel.

El sujeto solo puede referirse a sí mismo si hay sujeto. No existe la manera de separar representación de presentación. La libido queda fija en la exclusión. Un autismo indiviso donde la fantasía yo no es el objeto del deseo. Es la escena última de los sujetos que apuntan al signo desprendido, sin otra posibilidad que la alienación.

Pero el deseo es indestructible aún cuando sea irrealizable. Los términos idénticos no son atributivos, sino predicativos en el ensamble de la instancia final.

Como se dijo al principio del texto, un hijo hubiera representado la memoria del triunfo del amor.

The end

La obra del poeta establece un orden inédito del mundo. Adentrarse en la universalidad implica la vinculación de la geografía de los cuerpos. Solo en el lenguaje poético se alcanza el verdadero conocimiento. La única tentativa contra el abismo.

La esencia del hombre se reivindica en la función de ser en el ser. Para Molina solo existe la plena libertad del sueño. Ni terror ni éxtasis, solo el desplazamiento y la confrontación. La oscilación de una ceremonia extraña que se llama amor. El deseo transgrediendo el mundo profano en aras del orden sagrado.

Una sombra donde sueña Camila O’Gorman, es una acción de gracias, una interpretación de la historia que remite a los primeros principios, al saber posible de la palabra que deviene en lo propio, sin agotarse. Un cuerpo, inventario sin fin del deseo y de la muerte.



© silvia camerotto
imagen de Nihil©,  Saint Anoema, en Uno de los nuestros

**Bataille

Fuente Primaria
Molina Enrique, Una sombra donde sueña Camila O’Gorman y otros textos, Buenos Aires, Editorial Corregidor, 1997
Fuentes Secundarias
Adami, Nazareno Miguel, Poder y sexualidad. El caso de Camila O’Gorman, Revista todo es Historia, Año XXIV, Noviembre de 1990, Nº 281
Adorno, TH.W, Mínima moralia, Torino, 1954, S/D
Adorno, TH. W, El surrealismo y el maná, Revista Sur, N° 275, Buenos Aires, 1962
Altesor Homero, Lautréamont, Surrealismo y fenomenología, Buenos Aires, Editorial Biblos, 1996
Armani Horacio, Antología esencial de la poesía argentina, Buenos Aires, Editorial Aguilar, 1981
Bataille Georges, El erotismo, Barcelona, Editorial Tusquets, 2005
Bataille Georges, La felicidad, el erotismo y la literatura, Ensayos 1944-1961, Buenos Aires, Editorial Adriana Hidalgo, 2008
Bataille Georges, Madame Edwarda, México, Editorial Premià, Colección Los Brazos de Lucas, 1985
Bataille Georges/ Leris Michel, Intercambios y correspondencias, 1924-1982, Buenos Aires, Editorial El cuenco de plata, 2008
Bataille Georges, Poemas, Valencia, Pre-textos poesía, Edición bilingüe, 1997
Calvera, Leonor, Camila O’Gorman o el amor y el poder, Buenos Aires, Leviatán, 1986
Erik H. Erikson, Childhood and society, New York, 1973, W.W. Boston Company, S/D
Giuffré Mercedes, En busca de una identidad (La novela histórica en Argentina), S/D
Heidegger Martín, Arte y poesía, México, Fondo de Cultura Económica, Breviarios, 2005
Léxico sucinto del erotismo, Barcelona, Editorial Anagrama, 1974
Molina Enrique, Obra Completas, Tomo II, Obra poética, Buenos Aires, Editorial Corregidor, 1987

Comentarios

Es Francisco Madariaga, sin "de"
mil gracias! ya lo he corregido.
Elcano dijo…
Camila nació en 1825
sí, claro. la referencia en el texto es de época.